El lucero del alba
Salió radiante,
Apartando a la nube
Con sus brillantes.
Mas el cuenco lunero
veo volcado;
vendrán más aguas –
también el halo
a la estrella advierte –
mejor marcharse,
busca resguardo
o has de mojarte.
Lucerillo
del alba,
Recógete,
La nube
llorona
Quiere llover.
La estrellita altiva,
No le hace caso,
Lucirse quiere
En el cielo raso;
Pasear sus joyas
Muy de mañana,
Despertando envidias
Que jamás son sanas.
Pero la Luna,
Maestra vieja,
Vuelve a decirle:
-¡Chiquilla, piensa!
Lucerillo
del alba,
Recógete,
La nube
llorona
Quiere llover.
El lucerito hace
Oídos sordos.
Hasta al sol ignora
Que ya empuja rojo
Entre gruesas nubes
De tez tristona
Y alegre embarazo
De aguas lloronas.
Pasea tranquilo
Luce sus perlas,
No ve las señales;
O no quiere verlas.
Lucerillo del alba,
Recógete,
La nube
llorona
Quiere llover.
Y un cirro gordote,
Grande y bonachón,
Se le planta en medio
¡Vaya situación!
-¡Quítate de ahí,
Brumoso insolente!
¡La alborada es mía!-
Le grita insistente,
Casi enfurecida,
La estrella radiante,
Tras de la cortina.
Lucerillo
del alba,
Recógete,
La nube
llorona
Quiere llover.
La Luna en su cuenco
Se ríe hacia dentro;
Bien se lo advirtió,
No se queje luego.
Y la nube enorme
Empieza a llorar,
Que nada le impide
Su alegre penar.
El lucero en cambio
Se marcha enojado,
Su intención fallida…
¡Su orgullo empapado!
Lucerillo
del alba,
Recógete,
La nube
llorona
Quiere llover.
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